Purga el vaporizador y luego vierte leche fría en la jarra hasta antes de tocar la boquilla. Inserta el vaporizador en la leche a una profundidad de 1.5 cm aproximadamente. Abre la válvula de vapor y baja la jarra para introducir aire a la superficie de la leche.
Intenta alcanzar una temperatura de 60 a 65 °C. Si la jarra está muy caliente como para tocarla, es probable que la temperatura sea la correcta. En el caso de las leches vegetales, intenta no superar los 55 °C, pues pueden separarse o presentar grumos. Busca una textura aterciopelada y sedosa. Agita suavemente la jarra para que la leche se integre y no tenga burbujas grandes.